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El cambio de postura de España con respecto al conflicto entre Marruecos y el Sáhara Occidental ha desatado un terremoto a nivel internacional. Desde los años setenta, todos los gobiernos españoles han apoyado la celebración de un referéndum de autodeterminación que decidiera el estatus de la antigua colonia. Plegarse al planteamiento marroquí para que el Sáhara pase a ser parte de Marruecos, en contraste con el empeoramiento de las relaciones hispano-marroquíes tras la crisis migratoria de 2021, ha sorprendido a la opinión pública. Sin embargo, para entender este conflicto debemos remontarnos muchos años atrás, cuando España administraba el Sáhara Occidental y parte de Marruecos.

En la Conferencia de Berlín de 1884 las potencias europeas se repartieron África. Lo hicieron con escuadra y cartabón, trazando unas fronteras artificiales para no trasladar allí las guerras que libraban en el viejo continente. España hizo valer sus derechos en Guinea, la costa norte de Marruecos, en la parte occidental del Sáhara y en el Ifni, un pequeño enclave situado al norte de la franja de Tarfaya. En 1912, España y Francia llegaron a un acuerdo para repartirse Marruecos. El Protectorado Español estaba dividido en dos: el Norte con capital en Tetuán —Tánger se mantuvo como una ciudad internacional— y el Sur en Cabo Juby cuya principal ciudad era Villa Bens.

La colonia del Sáhara, conocida posteriormente como África Occidental Española, estaba dividida en dos provincias: Río de Oro al sur y Saguía el Hamra al norte, con capitales en Villa Cisneros y El Aaiún, respectivamente. El territorio del Sáhara era un desierto muy extenso y seco, inapropiado para plantar y escaso de recursos naturales. Además, el clima tan hostil no resultaba atractivo para atraer a población española. En la actualidad, dispone de las principales reservas de fosfatos del mundo pero entonces suponía un gasto difícil de asumir para España.

Tampoco era numerosa la presencia española en Ifni, cuyos derechos fueron reconocidos a España en 1860 como acuerdo tras la Primera Guerra de Marruecos. El Ifni moderno nacería en 1934 cuando el coronel Osvaldo Capaz tomó posesión de la zona por orden del Gobierno de la Segunda República. Ifni era un lugar tranquilo y apacible hasta 1956, año de la independencia de Marruecos y posterior anexión de la zona norte del Protectorado Español. El sultán Mohamed V invadió este enclave tan alejado de las demás posesiones españolas en África, y la Legión Española repelió la agresión en la desconocida Guerra de Ifni. El conflicto terminó con la cesión de Cabo Juby —el Protectorado Sur, en la Franja de Tarfaya— al recién creado Reino de Marruecos, pero no el Ifni. Este sería transferido a Marruecos en 1969.

Con la independencia de Guinea en 1968 poco quedaba ya del Imperio Español; sólo las colonias de Río de Oro y Saguía el Hamra que, con la reforma de la Ley de Bases del Régimen Local en 1958, cambiaban su estatus administrativo de colonia a provincia. Esta nueva entidad territorial se llamaría África Occidental Española y fue creada a instancias de la ONU que, tras la Segunda Guerra Mundial, llamó a descolonizar la zona. Franco tomó esta decisión para defender el Sáhara en caso de otra agresión, al igual que si fuese invadida cualquier otra provincia española.

El Sáhara enviaba procuradores a las Cortes, los vehículos saharauis portaban matrículas españolas con el distintivo provincial y sus ciudadanos eran españoles a todos los efectos; pero no para el Sultán de Marruecos, Hassan II, que tomó el Sáhara mediante una expedición de civiles llamada Marcha Verde con el beneplácito de Estados Unidos. Eran los años de la Guerra Fría y Estados Unidos necesitaba un aliado en el norte de África: Marruecos empalmaba golpes de Estado uno tras otro y la implosión de la Monarquía haría bascular al país africano hacia el eje soviético. Este dique de contención del comunismo, con la fronteriza Argelia al acecho, era importante además para controlar al Frente Polisario, una guerrilla revolucionaria que luchaba por la autodeterminación del Sáhara y que había perpetrado numerosos atentados en Marruecos y España.

Todo esto tuvo lugar en noviembre de 1975, una fecha que coincidió con la agonía del dictador Francisco Franco. En los Acuerdos Tripartitos de Madrid, el Gobierno de Arias Navarro zanjó el problema sin muchos miramientos en una reunión con Marruecos y Mauritania, donde España se comprometía a abandonar el Sáhara. Este quedaba a merced de los dos primeros países, a la espera de un referéndum de autodeterminación validado por la ONU. En febrero de 1976, España abandonó el Sáhara, poniendo fin a su historia colonial en África.

La administración conjunta del Sáhara por parte de Marruecos y Mauritania no duró mucho, tan pronto como el Frente Polisario atacó Mauritania y les instó a que abandonasen el territorio. Fue entonces cuando Marruecos ocupó todo el Sáhara y repobló la zona. El conflicto se ha mantenido latente con escaramuzas y guerrillas; los cetmes polvorientos del Frente Polisario en poco pueden rivalizar con las armas térmicas marroquíes.

La postura de España ha dado un viraje diametral. Acatar las pretensiones expansionistas de Rabat contrasta con la posición histórica del PSOE respecto al Sáhara y, sobre todo, con la oleada migratoria en Ceuta y Melilla perpetrada por Mohamed VI en 2021 después de que el Gobierno de Pedro Sánchez ofreciera ayuda humanitaria por covid-19 al líder del Frente Polisario, Brahim Gali. Seis mil hombres, mujeres y niños fueron usados como mascarón de proa contra España y, por tanto, contra Europa y la legislación internacional.

El Gobierno de España confía inocentemente en que el supuesto acuerdo con Marruecos suponga la renuncia de Ceuta, Melilla e Islas Canarias, territorios españoles en órbita de Mohamed VI y de los que no desistirá hasta ver hecho realidad el sueño de la Gran Marruecos. Una bajada de pantalones con ínfulas de pragmatismo, pensarán algunos; otros dirán que la geopolítica crea extraños compañeros de cama. Sea como fuere, este bandazo abre otro frente: Argelia, aliado histórico del Sáhara y principal proveedor de gas natural tras las sanciones a Rusia. ¿Renunciará Argelia a España como socio cuando es la puerta de entrada del gas argelino a Europa? Ir con Marruecos significa acercarse a Estados Unidos en un momento donde la política de bloques es el común denominador de las relaciones mundiales. Una Argelia cercana a Rusia podría aprovecharse de un Sáhara fallido para constituir un foco de desestabilización a orillas del Atlántico. Cualquier escenario es posible. Lo cierto es que, tras muchos desencuentros y reconciliaciones, España vuelve a abandonar el Sáhara, esta vez en el terreno diplomático, cerrando así una parte de su Historia para abrir paso a un destino incierto.