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Alemania-holanda

Uno de los signos distintivos del Mundial son los colores. Sería difícil concebir un club incoloro y transparente como el agua de un manantial. Tanto es así que, cuando llega un Mundial, las calles se asemejan a una pasarela de camisetas. Desfilan las camisetas de cada país y, por lo general, estas se corresponden con las banderas de esa nación. A Brasil la llaman la verdeamarelha, Francia es conocida como les Bleus y Argentina, la albiceleste. Pero, ¿por qué Alemania, Holanda, Italia, Venezuela, Japón y Australia visten con colores distintos a los de sus estandartes nacionales? En este artículo lo descubriremos.

La bandera de Alemania es negra, roja y amarilla a franjas horizontales, pero la selección viste de blanco inmaculado. La explicación hay que encontrarla en el Reino de Prusia, la entidad política que gobernó parte del territorio de la actual Alemania desde 1701 hasta 1918 y cuya bandera era blanca y negra, igual que la camiseta y las calzonas de la Mannschaft. La Federación Alemana de Fútbol fue creada en 1900, de modo que los colores del uniforme coincidían entonces con la bandera del citado reino.

Otra gran selección del Mundial con colores distintos a los representados es Países Bajos. Aunque el estandarte neerlandés es rojo, blanco y azul, el color naranja representa a Holanda por antonomasia. Esto se debe a la dinastía de Guillermo II de Orange-Nassau. Dicho monarca fue una figura clave en la independencia de las Provincias Unidas, precursoras de la Holanda moderna, en 1648. De ahí viene la clásica equipación de Holanda y el apelativo de Oranje.

Pasamos a la gran ausente del Mundial de Catar 2022, Italia. Campeona del mundo en cuatro ocasiones, la Azzurra, como el propio nombre indica, viste con un color diametralmente distinto al rojo, blanco y verde de la bandera de Italia. El combinado transalpino luce la camiseta azul en honor a la Casa Real de Saboya, responsable de la unificación del reino en 1861.

Algo parecido ocurre con España. Con camiseta roja, el sentido común invita a pensar que el pantalón y las medias deberían ser amarillos y rojas, respectivamente; pero, en su lugar, viste un tono azul, en referencia a la bandera de la Casa Real Española. Curiosamente, al finalizar la Guerra Civil, el uniforme de España pasó a ser azul marino y lo mantuvo hasta 1947, dado que el rojo era el color identificativo del bando republicano.

Venezuela, la Vinotinto, lleva este característico color en lugar del rojo, amarillo y azul de la bandera. Este color borgoña viste a la selección sudamericana desde los Juegos Bolivarianos de 1938, en los que la Guardia Nacional le cedió los uniformes de este color para disputar los partidos, pues no disponían de ellos. El origen de la camiseta difiere de la leyenda urbana que apunta a que el color vino tinto se debe a la mezcla de los colores de la bandera venezolana.

En el caso de Australia, la bandera difiere completamente del uniforme de la selección, consistente en camiseta amarilla y pantalón verde, muy lejos de la Union Jack sobre las seis estrellas en fondo azul marino del emblema nacional. El motivo del amarillo en la indumentaria está en una planta, el zarzo dorado, que es la flor nacional de Australia. Otras versiones afirman que este amarillo dorado podría hacer referencia a las playas y desiertos, mientras que el verde simbolizaría las densas áreas de bosques forestales típicas del país de Oceanía.

Dichos colores son los oficiales de Australia desde 1984 y, no sólo se encuentran impresos en las vestimentas de la selección de fútbol, sino también en las de rugby, cricket, baloncesto, atletismo y hockey, además de aparecer en las instituciones y organismos políticos. De hecho, se ha generado un arduo debate entre los partidarios de mantener los colores de la bandera actual y quienes prefieren cambiar un emblema colonialista por otro que represente la esencia del país.

Japón también desobedeció los colores patriotas a la hora de elegir cómo sería la equipación. Sin embargo, su caso es mucho más curioso. Y es que el país nipón vistió de color rojo con detalles blancos hasta las eliminatorias del Mundial de Italia 1990, pero Saburu Kawabuchi, presidente de la Federación Japonesa de Fútbol, decidió en 1996 apostar por un uniforme azul marino como luce en la actualidad. Con esta innovadora decisión, el objetivo era socavar la sensación de selección perdedora de aquellos años que el color rojo le hacía evocar. Además, así conseguía diferenciarse de otras selecciones asiáticas como China o las dos Coreas que también visten con un atuendo rojo. Las protestas de los nacionalistas japoneses no se harían esperar, de las que Kawabuchi salió del paso declarando: El azul es el mejor color para que nuestra bandera nacional se distinga con nitidez sobre la camiseta.